Hasta pronto, Aretha Franklin

Será difícil concebir la música sin tu presencia, querida Aretha Franklin. Sabía que te retiraste de los escenarios desde hace ya varios años por recomendación médica.


Querida Ree,
Hay cosas, físicas, que la música no puede curar. El duro cáncer por el cual atravesabas nos apartó del camino terrenal.
A penas unos días atrás, el mundo recibió la noticia donde se decía que familiares y amigos cercanos fueron llamados a tu presencia.
Debo aceptar que la posibilidad de un adiós definitivo nos golpeó a todos en ese entonces. Tan solo de pensarlo se formó un nudo en la garganta.
Seguramente historias y anécdotas están en tinta. Otras solamente pasan de un padre a su hijo, y éste a su futuro.
Trato de imaginar cómo fuiste de pequeña. Cómo corrías por el recinto de tu padre, Clarence LeVaughn Franklin, el hombre llamado la voz del millón de dólares.
Seguramente te divertías con tus hermanas al cantar en el coro de la iglesia. ¡Todo el Gospel a lo que da!
Cuenta la leyenda que por ahí estuvieron voces reconocidas del género como James Cleveland, Mahalia Jackson, Clara Ward.
Ese sentimiento que salía de tus pulmones plasma el camino desde tu natal Memphis y desarrollo en Detroit. Ambos lugares tras su boom industrial te dieron mucho material. Quiero creer.
En algún momento, como adolescentes nos entra el fervor por la lucha social, y luego pasa. Solo que tú lo llevaste a otros límites. Perdón, corrijo. Quitaste límites y barreras.
Que hayas dedicado gran parte de tu carrera al movimiento pro-derechos humanos y en contra de la segregación racial nos da fuerza. La humanidad reconoce tu valor.
En un mundo donde estaban (o siguen) acostumbrados a manejar todo en blanco o negro, alzaste tu voz, querida Aretha.
Artistas y músicos te deben mucho. Algunos dirán que eras una diva, y tal vez sí, pero tuviste la autoridad para serlo.
Así como respondiste en una entrevista: Ser una diva no tiene nada que ver con tu música, sino con los servicios que has hecho a tu sociedad y a tu comunidad, con todo lo que has contribuido para hacerla mejor.
No necesitaste de salir a marchar o alzar pancartas. Tu lucha, como estabas destinada, fue desde un escenario. Y con el arma más poderosa: la música.
Te ofrezco una disculpa si no encuentro las palabras adecuadas. Muchos aquí sentimos ese dolor a pesar de no haberte conocido en persona.
El mundo perdió a la matriarca del soul, a su reina.
En las redes sociales hay mucho movimiento tras la noticia de tu partida. Desde Sir Paul McCartney hasta el señor Donald Trump, que al menos pudo mostrar algo de cariño humano.
Y es que cómo no serlo con tus enseñanzas nota tras nota al ritmo del piano. Con tu visión, y efusividad de amor para tu familia.
Tengo una duda: ¿nació una nueva Aretha Franklin cuando trabajaste con Jerry Wexler, el de Atlantic Records?
El productor recuperó tus raíces de Rythm & Blues más urbano. Y es que en I Never Loved a Man the Way I Love You, me vuelvo a enamorar de tu voz.
Sentó la bases para muchos siendo un sonido indescriptible. No por nada apareciste en cada lista, portadas, entrevistas y más. Pero yo qué te voy a contar ¿verdad?.
Otra pregunta, ¿sabes cuántas personas sonríen y alzan el puño cuando escuchan Respect? He visto lugares de baile brincar y de verdad sentirse vivos al escucharla.
Es un himno que trasciende generaciones. Deja tú los 20 premios Grammy que tienes, todo lo que creaste va más allá.
Claro que, sin olvidar (You Make Me Feel like) A Natural Woman, del Lady Soul. Todos querían colaborar contigo. Incluyendo al mago de la guitarra Eric Clapton en su época con Cream.
Otra enseñanza: Nunca he grabado una sola canción que no me gustara. Lo dijiste mil veces. Consejo que sirve para la vida normal de cada uno de nosotros. Hacer lo que nos guste y sintamos.
Me es complicado escribir siguiendo tus canciones. Nuevamente ofrezco disculpas.
Es solo que te muestras tan fuerte, tan llena de felicidad, de energía. Tan viva.
Adiós y hasta pronto, pequeña Ree.