matar a un hombre

Reseña: Matar a un hombre

Por Elías Rosales

¿Qué puede hacer un hombre para defender a su familia cuando el sistema de justicia no hace nada para protegerlos?

 
Ésta es la pregunta que da vida al largometraje del chileno Alejandro Fernández, Matar a un hombre, que en menos de dos años ha recibido premios de festivales como Sundance, Rotterdam, Miami y Cartagena. La cinta, también elegida para representar a Chile en los Óscar, está basada en hechos reales y ha sido mayormente celebrada por la crítica.
Jorge, interpretado exitosamente por Daniel Candia, es un jornalero común y padre de familia esforzado. Sin embargo, su vida rutinaria se ve interrumpida cuando es asaltado por Kalule, un conocido maleante. Cuando su hijo, Jorgito, intenta recuperar las pertenencias de su padre, es baleado por el delincuente. Kalule recibe la sentencia máxima por lesiones graves, que no es más que de dos años de prisión, transcurridos los cuales volverá para molestar más que nunca a la familia de Jorge.
El padre de familia denuncia cada una de las agresiones, pero la policía no puede hacer mucho. Luego de que el criminal intente violar a su hija, Jorge decide hacer justicia por su propia mano. Y es entonces cuando la pregunta surge ¿hasta qué puede llegar un hombre para proteger a los que más quiere?
Además de estar increíblemente lograda en técnica, actuación y cinefotografía, Matar a un hombre, es una historia que adquiere una relevancia singular en América Latina, puesto que aborda temas tan actuales como la inseguridad y la ineficacia de los sistemas de justicia. La historia de Jorge es una realidad que se repite una y otra vez en países como el nuestro, en los que la justicia rara vez está al alcance de las personas comunes y corrientes; es una invitación a reflexionar sobre el alcance de la violencia en la sociedad y la apremiante necesidad de sistemas de justicia más eficaces en Latinoamérica.