Entelequia, la revolución de biodegradables

Iniciativa estudiantil se convirtió en empresa comprometida con la conservación del medio ambiente.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en 2018 México incrementó en 61.2% su producción de residuos sólidos urbanos (RSU) en comparación con el año 2003.

Con el fin de eliminar el plástico de los productos alimenticios hubo que ver la forma de utilizar desechables orgánicos.

Así nace Entelequia, empresa creada por Elizabeth Nava, mercadóloga graduada del Tec de Monterrey y acreedora al Premio Nacional del Emprendedor 2018.

A su vez, obtuvo representó a México en  el concurso del Instituto Mexiquense del Emprendedor, y en TIC Américas en Colombia. Tuvo presencia en Shark Tank México, donde obtuvo apoyo de uno de los tiburones.

No sólo es importante el proceso de desintegración de los materiales. También el cómo son desechados, pues generalmente  la basura cae en las coladeras, llega al mar y, finalmente, regresa a la playa donde continúa contaminando.

Entelequia refiere a una cosa, persona o situación perfecta e ideal que solo existe en la imaginación. Aristoteles utilizó el término como modo de existencia de un ser que tiene en sí mismo y para definir el alma de un cuerpo orgánico.

Como empresa, Entelequia esta dedicada en parte a dar consultoría especializada a hoteles, restaurantes y cualquier institucional que requiera un empaque.

Para sustituir el unicel y el plástico, la empresa de Elizabeth utiliza materiales de fibras naturales como: el paja de trigo, la caña de azúcar y la fécula de maíz.

Pero ¿qué son los materiales biodegradables?

Son aquellos materiales que pueden ser destruidos por los microorganismos. Para impedir la acumulación de compuestos no biodegradables en la naturaleza, existen dos soluciones:

  • Utilizar raíces o cepas microbianas que pueden atacar productos que se pensaba que no eran degradables;
  • Desarrollar materiales biodegradables por cepas comunes.

Los plásticos biodegradables realizados a partir de almidón de maíz o de trigo se están fabricando a escala industrial y son utilizados para las bolsas de residuos, por ejemplo.

De tal forma que la degradación de estos “plásticos” requiere de un período de 6 a 24 meses bajo tierra o en el agua. Con ello, las fibras comprimidas son completamente biodegradables y  pueden reemplazar a los plásticos derivados del petróleo. Lo cual es ¡genial!

Al modificarse la composición y el proceso de plastificación, se obtienen características técnicas como densidad, módulo de elasticidad, resistencia a la tracción, deformación, etc.
Las características de estos materiales son muy similares a las de los polímeros de origen petroquímico.

Entelequia maneja productos como vasos para bebidas calientes y frías, platos, cubiertos, servilletas y popotes. Todos son resistentes a humedad, grasa, altas temperaturas, bajas temperaturas.

Pueden meterse al microondas y se reintegran a la tierra en un lapso de entre 90 y 180 días. A diferencia de los materiales comunes que tardan de 100 a 1,000 años.

Estamos a tiempo para cambiar las costumbres y comenzar a utilizar productor biodegradables ¿no crees?