Yoga dentro y fuera del tapete

En tiempos actuales de confinamiento, el yoga nos da calma frente a la emergencia por el coronavirus.

Por: Lilieth Sánchez Mendo

En los últimos años se han abierto decenas de estudios de yoga y las redes sociales se han llenado de publicaciones con parados de cabeza o posturas sorprendentes con paisajes de fondo.

Sin embargo, no se trata de una disciplina nueva, al contrario, algunos historiadores consideran que surgió hace 5000 años mientras que otros aseguran que dentro de los textos de los Vedas ya se puede encontrar evidencia de las primeras enseñanzas yóguicas.

En principio, es importante conocer el significado del nombre. Yoga, viene del sánscrito “jug” y significa unión o conexión. Con base en los Vedas, surgieron 6 filosofías que de manera distinta abordaban y proponían una solución para 3 preguntas básicas: ¿por qué sufrimos?, ¿para qué sufrimos? y ¿qué podemos hacer al respecto?. Una de ellas, llamada Sesvara Samkya es la que también se conoce como Yoga de Patanjali, considerado el primer personaje que escribió sobre el yoga.

Sin embargo, el discurso de Patanjali se centra en la importancia de las técnicas de meditación para lograr el control de la propia mente, y por ende una vida de mayor consciencia. El punto de vista de este personaje en cuanto a las preguntas antes mencionadas es que el sufrimiento viene de las acciones inconscientes, que alimentan el ego, los apegos y generan un karma para la persona.

Desde esta perspectiva, el yoga se divide en 8 ramas que funcionan como un sendero o serie de escalones hacia un estilo de vida más consciente. Las primeras 4 se consideran volutivas, es decir, que dependen únicamente de la intención y la voluntad de la persona. La siguientes 4 son de un carácter mas espiritual y no se podrán lograr de manera equilibrada mientras no se dominen los primeros escalones. Es entonces que surge la pregunta, ¿cómo puedo empezar?

La primer rama se conoce como Yama, y se refiere a nuestras actitudes hacia el entorno, códigos sociales y la ética con la que nos manejamos. Dentro de ella se encuentran establecidos principios como la no violencia, el valor de la sinceridad, el no robar, la moderación y la no avaricia o codicia. Dentro de todos ellos la congruencia se vuelve punto clave, pues por ejemplo, de nada sirve ser vegetariano para evitar la violencia contra los animales si no somos capaces primero de combatir la violencia que ejercemos contra nuestro entorno inmediato o incluso en contra de nosotros mismos.

La segunda rama es Niyama, en donde se habla de la actitud que mantenemos con nosotros mismos. Se abordan temas como la limpieza interna y externa, la serenidad para afrontar lo que sucede, la austeridad y autodisciplina, la introspección y autoconocimiento, y la rendición ante un universo mucho más grande que nosotros, al que aportamos pero del que también aprendemos y recibimos.

La tercer rama son las Asanas, y es el nivel en el que se aborda la práctica física. Una vez que se tienen como base la primer y segunda rama, las posturas se vuelven relevantes pero no por los beneficios físicos que puedan implicar (pues aunque sí los hay, no son la prioridad ni el eje de la práctica). En realidad, el objetivo es lograr convertir al cuerpo en el mejor vehículo posible para el alma, fortalecer el psique y prepararse para la meditación.

La cuarta rama es Pranayama, que hace referencia al control de la respiración como la manera de purificar el organismo y lograr que la energía vital esté en constante circulación por todo el cuerpo.

Las siguientes 4 ramas, Patyahara, Darna, Dhyana y Samadhi se consideran no volutivas, pues requieren una mayor consciencia mental y corporal para llevarse a cabo y se enfocan al proceso de meditación profundo al que se busca llegar, mas que al estilo de vida que llevamos en el día a día.

Sin embargo, lo interesante de la práctica de yoga es que es un proceso que se lleva principalmente en el interior y en el que cada quien pone sus pautas y su ritmo. No hace falta ser capaz de meditar durante horas o llegar a estados de absorción absoluta para empezar a sentir un cambio en el estilo de vida que llevamos. Desde la primera rama es posible llevar la práctica de yoga mas allá del tapete e ir cambiando poco a por el enfoque que tenemos hacia el mundo.

Para conocer mas detalles, te dejamos la siguiente bibliografía:

Hazar, Y. (2020). Diplomado de yoga. Ciudad de México: Centro Samastah.
Hawksley, L., & Whitelaw, I. (2003). Yoga. New York: DK Pub.
N.A. (2017). Las ocho ramas del Yoga. (2020).
Robles, M. (2019). Yoga Sutras de Patanjali: Los cinco Yamas. Consultado el 8 de octubre 20200.