Hoy cumpliría 106 años Billie Holiday, la voz más influyente en el jazz que sigue retumbando en los oídos y removiendo sentimientos.
Nacida con el nombre de Eleanora Holiday Fagan, quedó huérfana desde temprana edad. La mayor parte de su vida estuvo marcada por lamentables sucesos que la marcarían y transmitiría en cada interpretación.
Debido a que su madre viajaba constantemente por motivos de trabajo, la niña Billie Holiday quedaba al cuidado de familiares. En diversas biografías comentan que a los 11 años fue violada y a los 16 se reencontró con su madre que hacía la limpieza en un club nocturno.
En busca de trabajo, llegó al bar Pod’s & Jerry’s manejado por Jerry Preston, donde se solicitaban bailarinas. Billie audicionó pero le dijeron que no servía para ese trabajo. “Ok, pero también sé cantar“, dijo Holiday. En la esquina estaba un músico recorriendo las teclas del piano con la canción Trav’lin mientras ella sin pensarlo comenzó a cantar. El resultado fue una emotiva interpretación sacando lágrimas y sorpresa a los presentes como John Hammond.
Con tan solo 18 años de edad, logró grabar con John su primer disco junto a la leyenda Benny Goodman. El éxito no esperó y la consecuencia fue trabajar con artistas como Teddy Wilson, Artie Shaw, William Count Basie, y Lester Young, el saxofonista que la bautizó como Lady Day por su elegancia. Mientras ella lo nombró el Presidente del Saxofón.
Ya de manera profesional, comenzó a cantar en el Café Society aprovechando que era un sitio frecuentado por músicos y productores que asistían solo para escucharla. La manera en la que transmitía emociones al interpretar cada canción fue lo que enamoró a todo oído. Ella simplemente la hacía suya.
Nadie canta la palabra hambre como yo, ni nadie canta la palabra amor como yo.
Su gran timbre de voz y su soltura rítmica hicieron de Billie Holiday una de las cantantes más influyentes del mundo del jazz. A pesar de ello, siguió viviendo la violencia racial. Siendo toda una estrella aún debía ingresar por la puerta trasera y en sus giras no podía usar el mismo autobús que los músicos, ni alojarse en el mismo hotel.
En 1944 llamaron a las filas en la base militar de Alabama a su amigo Lester, mientras que a músicos blancos como Glenn Miller y Artie Shaw los asignaban en las big bands militares.
Al buen President le quitaron su saxofón además de sufrir golpes y arrestos por posesión de marihuana y alcohol. Al año siguiente, Lester Young fue licenciado con conducta deshonrosa del ejército de los Estados Unidos, hecho que le afectaría mentalmente para el resto de su vida. El saxofón con más swing del mundo jamás volvería a sonar igual.
Los maltratos, la segregación y la música unió a Billie y a Lester. La voz desgarradora con los largos solos del sax formaron una mancuerna exitosa que se separó por un tiempo y que se reencontró hasta 1957 en la transmisión de la CBS con una serie de leyendas del jazz.
La idea original era que Billie Holiday interpretara Fine and mellow. En los ensayos el equipo notó que no cruzó mirada con ella, e incluso lo vieron muy débil. Él, mientras, al otro del estudio permaneció sentado. Al grabar el tema, Ben Webster arrancó con su solo, en eso Lester Young se levantó y sus manos acariciaron el saxofón. A un lado, la cara de Billie se iluminó y simplemente sonrió.
Sentada, con su mirada a la nada, comenzó la letra con My man don’t love me. Treats me oh so mean. My man he don’t love me
Treats me awfully… Los ojos se cerraron, tal vez adormecidos por la paz del viento causada por el saxofón de un Lester Young cansado y golpeado por el alcoholismo.
Las luces del set se apagaron; el saxofonista recogió su instrumento para irse a casa y seguir bebiendo. Tras aquella noche, los dos músicos siguieron con su vida, luchando por seguir en este mundo. Sin embargo a ninguno de los 2 le quedaba mucho tiempo.
Holiday tenía contrato aún con MGM pero lamentablemente su voz ya se escuchaba deteriorada. Recibió malas malas críticas y ese sentimiento intentó sobrellevarlo consumiendo heroína hasta que fue detenida por posesión del alcaloide y puesta en arresto domiciliario.
Al morir Lester Young el 15 de marzo de 1959, en su funeral, Billie Holiday soltó apenas unas palabras a su amigo y confidente: yo seré la próxima. Tan solo 4 meses más tarde Lady Day cumplió su palabra. Así, un infarto terminó con una de las voces más queridas del jazz.
Recordemos a la gran Billie Holiday con esta lista creada por la maestra Verónica Orihuela: